MANLIO ARGUETA
El Chucho
El chucho es mi hermano. El chucho me cuida en las noches cuando me quedo sola con los cipotes. Y nada más hay que la oscurana encima de uno.
El miedo de no amanecer el otro día. Nuestra reconfortació n es que el chucho ronca debajo de la carreta. Que de vez en cuando husmea y comienza a ladrar a los cielos.
Son cincuenta siglos de chuchos des cuando andaba nuestro señor acompañado de gente pobre. Ahí íban queriéndole morderla túnica, jugando, caracoleando. Los chuchos del señor.
El chucho es mi hijo, mi hermano, mi primo, mi tío, mis abuelos, mis sobrinos, mis tíos-abuelos y sobrinos-nietos, bisnietos y tataranietos.
El chucho ladra para hacerse sentir y me habla cuando tiene hambre, cuando tiene frío. El chucho es como los pollitos sólo que lo hacen canciones en la escuela.
Sin el chucho no hay familia, es la verdad.
Cuando las ánimas andan sueltas es mejor amarrar al chucho a un palo de jocote o madrecacao porque si no se agarran a mordidas y el que lleva las de perder es el chucho.
Si está amarrado, la cosa cambia porque entonces las ánimas creen que es un hermano de sufrimiento y no lo atacan. Tiene que ser en un jocote o en un madrecacao.
Pobrecito mi chucho aguacatero. Así le dicen porque sobrevive gracias a los aguacates caídos debajo de los palos de las fincas de café. Pero yo no lo dijo hambrear, siempre le tiro su tortilla especial.
Pijiriche come tortilla con sal como cualquiera de nosotros, aunque de vez en cuando sale en busca de comer sus cositas por fuera y a lo mejor comerá aguacate. Yo no sé.
Ahí está con los ojos tristes, con los ojos llenos de lágrimas y hablándome en otro lenguaje que no entiendo por es más difícil que el inglés.Me mira y me mira hasta que logro entenderle.
El vivo a señas y el tonto a palos, eso es nada más por decirlo pues a veces puede volverse al revés y el chucho entiende a señas y el vivo a palos.
El chuco es nuestro amo. Chucho lindo, pelo suave, cabeza de huacal. ¿Quién me le pegó en las costillas? Chucho color café y ojos fosforescentes.
Los chuchos tienen mamá y papá, aunque a veces no reconocen y nana ni tata. Pero me tenés a mi, porque vos no dejas que me pase nada; estamos vivos por vos, porque mordes a nuestros enemigos, nos libras de nuestros enemigos acechantes y de todo mal. Chucho cuto de la cola, moviendo el ñuñuco para espantarse las moscas imaginarias. Le quitamos la cola de una machetazo cuando apenas tenía siete días de nacido.
Chucho barcino, hijo de Tamagás y de la Gavilana, lo digo porque los vi con mis propios ojos cuando estaban pegaditos y no se podían separar por más agua que les echábamos.
Los chuchos tienen algo de nosotros. Algo de dios. Los chuchos también van a los infiernos o a los cielos según se merezcan. Tienen premios y castigos.
Así ocurre con todos los animales amigos del hombre.
Chucho vos me haces sufrir con tus desesperaciones cuando das vueltas alrededor de la cama para acostarte y descansar.
Los chuchos ladran a la noche que sale corriendo. ¿Qué sexto sentido tienen los chuchos que huelen el peligro a la legua.
Guau-guau, le hace como los niños recién nacidos. A lo lejos ladran los perros y a nosotros nos va entrando miedo porque cerca anda rondineando la muerte.
Nosotros siempre hemos tenido dos chuchos, uno que siempre sale corriendo y se nos murió y no hemos querido sustituirlo.
Cuando el chucho tiene rabia no se debe pegar un machetazo, hay que amarrarle un lazo en el pescuezo y colgarlo en un palo de tempisque o de mango. Sufre menos y la rabia sale volando.
Todos los chuchos que se nos han muerto los hemos enterrado; nunca los hemos dejado tirados para que no se los coman los zopilotes, por si acaso tienen alma, no caemos en pecado.
Hay más chuchos que gente en el Kilómetro. Al chucho más flaco se le pegan con más facilidad las pulgas, porque las pulgas siempre han sido unas hijas de puta sádicas.
Chucho que ladra no muerde, esto lo tengo bien comprobadito, lo que pasa es que en los momentos que está mordiendo deja de ladrar. Pues se pone a ladrar o a morder, una de dos.
Cuando el chucho ladra tiene hambre. Cuidado con chucho que muerde callado.
Nunca ajotar a los chuchos porque es pecado. El chucho debe perseguir a quien él le dé la gana.
Mi marido, mis hijos, mis hermanos, mis tíos mis primos, mis abuelos, mis tatas. Detrás, mi chucho.
Los chuchos no pegan la rabia. Es uno que la lleva adentro y que se le puede desatar cuando se junta la enemistad del chucho con la sangre del hombre.
Chuchos les decimos a nuestro peores enemigos, pero no se lo merecen pues el chucho es el mejor amigos del cristiano
CLAUDIA LARS
Poeta soy
Para María y Mariano Coronado
Dolor del mundo entero que en mi dolor estalla,
Hambre y sed de justicia que se vuelven locura;
Ansia de un bien mayor que el esfuerzo apresura,
Voluntad que me obliga a ganar la batalla.
Sueño de toda mente que mi mente avasalla,
Miel de amor que en el pecho es río de dulzura;
Verso de toda lengua que mi verso murmura,
Miseria de la vida que mi vergüenza calla.
Poeta soy… y vengo, por Dios mismo escogida,
A soltar en el viento mi canto de belleza,
A vivir con más alto sentido de nobleza,
A buscar en la sombra la verdad escondida.
¡Y las fuerzas eternas que rigen el destino
Han de volverme polvo si equivoco el camino!
cuentos de barro
Tranquera
Como el alfarero de Ilobasco modela sus muñecos de barro: sus viejos de cabeza temblona, sus
jarritos, sus molenderas, sus gallos de pitiyo, sus chivos patas de clavo, sus indios cacaxteros y en fin, sus
batidores panzudos; así, con las manos untadas de realismo; con toscas manotadas y uno que otro sobón
rítmico, he modelado mis Cuentos de Barro.
Después de la hornada, los más rebeldes salieron con pedazos un tanto crudos; uno que otro se
descantilló; éste salió medio rajado y aquél boliado dialtiro; dos o tres se hicieron chingastes. Pobrecitos
mis cuentos de barro... Nada son entre los miles de cuentos bellos que brotan día a día; por no estar
hechos en torno, van deformes, toscos, viciados; porque, ¿qué saben los nervios de línea pura, de curva
armónica? ¿Qué sabe el rojizo tinte de la tierra quemada de lakas y barnices?; y el palito rayador, ¿qué
sabe de las habilidades del buril?... Pero del barro del alma están hechos; y donde se sacó el material un
hoyito queda, que los inviernos interiores han llenado de melancolía. Un vacío queda allí donde
arrancamos para dar, y ese vacío sangra satisfacción y buena voluntad.
Allí va esa hornada de cuenteretes, medio crudos por falta de leña: el sol se encargará de irlos
tostando
No hay comentarios:
Publicar un comentario